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Las peluquerías y las barberías vuelven a estar en el centro de mira. Desde la reaparición de la tendencia de barbas tupidas sus propietarios comparten silla con cortes de pelo atrevidos y melenas multicolor. Los llamados hipsters empiezan a adueñarse también de las peluquerías y las anticuadas barberías empiezan a sentir que deben renovarse. Asociamos el estilo hipster a los muebles vintage, a palets, a elementos reciclados y a tatuajes. Estas son las insignias de las peluquerías que os enseñamos a continuación.
Este local situado en el barrio barcelonés de la Ribera es un amplio espacio a pié de calle que aúna galería de arte, peluquería y salón de tatuajes. Exceptuando las cabinas de tatuajes y el baño, el resto del local se mantiene como espacio diáfano dividido en tres zonas. Nada más entrar encontramos la sala de espera y galería de arte, en el centro se encuentra la peluquería con una barra de bar y al fondo nos topamos con el estudio de tatuajes y las cabinas.
El sofá y las butacas de cuero, las cajas de vino colocadas como estanterías, las lámparas de estilo industrial y el resto de elementos de la habitación son de pronunciado estilo vintage. En las paredes blancas resalta la imagen del astronauta, inspirada en el arte urbano tiene un marcado carácter irónico y satírico.
El tercer y último espacio de esta peluquería multiusos es donde se sitúa el estudio de los tatuadores. La estética dominante se mantiene, la mesa y la cómoda parecen adquiridas en algún mercadillo de antigüedades, el gancho como elemento provocador y el aire arregladamente desaliñado de la habitación son el final perfecto de este lugar desenfadado y moderno.
Los diseñadores han sabido situar con mucho gusto tres espacios muy diferentes en un único lugar y han elegido un estilo muy acorde a la ciudad.
Viajamos desde el plácido Mediterráneo hasta el salvaje Cantábrico y dejamos atrás el marcado estilo vintage para enseñaros este centro de belleza en el centro de Bilbao.
Para advertir que los detalles han sido cuidados al milímetro no hace falta más que darse una vuelta por la estancia: el colorido reloj de la pared, la palabra bonheur (felicidad) escrita bien grande, la silla y el sofá, los productos perfectamente ordenados… Todos los elementos están perfectamente distribuidos.
Los diseñadores tuvieron muy claro desde el principio que había que aprovechar las estupendas características del local. Los ladrillos pintados de blanco se dejaron a la vista, se aprovechó la altura de los techos y las vigas de acero parecen estar hechas para la renovada decoración. Por encima del mobiliario destaca una gran lámpara similar a las lámparas de araña. Al fondo una nevera en verde mint remata la estancia.
¿A quién no le gustaría arreglarse el pelo en un sitio como este? La mesa central combina madera y metal al más puro estilo escandinavo, las lámparas en amarillo chillón dan vida a unos espejos sencillos pero originales y en cada una de las sillas se ha colocado un cojín con diferente estampado. La continuidad y armonía creada por el acero de la columna y el marco del escaparate nos encantan. Cabe la pena destacar que Sube Susaeta Interiorismo eligió muebles de firmas europeas y recupero otros en mercadillos del sur de Francia.
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