Una casa moderna y rústica a la vez

Es innegable el toque rústico y tradicional de la fachada. Aunque sus formas sean totalmente geométricas y el estilo contemporáneo se muestre en los transparentes balcones de cristal y las estructuras de acero que los sostienen, la textura de rugosa mampostería y los tonos naturales de la piedra clara denotan cierto aire de rusticidad muy mexicano. El muro en color mostaza del segundo plano, la puerta de madera oscura, el pequeño patio junto al acceso principal y los detalles interiores que se alcanzar a observar en la planta alta en colores marrones dejan clara cuenta de ello, y la convierten en el agradable rostro de una vivienda que promete mucha calidez y confort.

Al entrar a casa nos recibe una estancia con mucha luz y muy moderna. El muro de fondo es completamente de vidrio y nos permite disfrutar de un jardín de bambúes y otras plantas tropicales. El estilo de la habitación es claramente ecléctico: un tapiz de líneas verticales grises y negras colindan con un sillón de corte clásico y bordado barroco. El color salmón del taburete y el cojín rompen con la rigidez del binomio blanco-negro del lugar, dando una pincelada dulce y brillante.

Tras el recibidor, recorremos un breve pasillo con un baño por un lado y las escaleras por el otro, para topar con la gran estancia que se abre a doble altura y se llena de luz gracias a los enormes ventanales que abarcan la altura completa. La doble altura se cierra específicamente sobre el área de la sala gracias al pasillo y mezzanine de la planta alta.

La estancia cuenta con una atractiva barra de bar con una licorera instalada en la pared y bancas periqueras. La elección de colores se mantiene a lo largo de la casa, decantándose por neutrales colores grises y marrones y exuberantes toques de mostaza y salmón. Una rica combinación de textiles lisos contra estampados de flores y líneas hacen de esta sala un lugar divertido y desenfadado, el espacio perfecto para tomar una copa entre risas y pasarla muy bien con los seres queridos.

El muro que delimita el área social de la cocina y el comedor es de un diseño exclusivo y hermoso: listones de madera se hunden sobre la superficie, cambiando de dirección y dándole a la pared un sentido de cremosa livianidad. De cada grieta que se forma surge un par de luces que van iluminando sutilmente el lugar hasta llegar a la chimenea, ubicada en un extremo. Se alcanza a ver el comedor, un conjunto colorido que vuelve a mezclar en sus textiles los colores predominantes del diseño y se corona con un gran espejo circular , cubiertos gigantes y una lámpara de techo de la que cuelgan lágrimas de cristal iluminado. 

La chimenea calienta la sala y comparte su calor con el espacio de transición hacia el comedor, llenando de calor de hogar todo el lugar.

Tras el interesante muro de la chimenea nos encontramos con la cocina. Se trata de una cocina bastante tradicional aunque con toques muy modernos, como las luces sobre los gabinetes, las puertas semitransparentes y los electrodomésticos de acero inoxidable. La madera oscura y lustrosa deslumbra sobre el color crema de las barras, ¡y qué decir de las bancas! Su color salmón cierra el conjunto deliciosamente abriendo el apetito pues, bien lo dice la psicología del color, este es uno de los colores perfectos a la hora de saciar el hambre.

Saliendo un poco de la paleta de colores, la habitación principal deja de lado los luminosos colores mostaza y salmón para dar lugar a una mezcla de grises, marrones y ciruelas. Un diseño sobrio y perfecto para el descanso en donde se permite la entrada de luz natural por el gran ventanal que da al balcón, y a la vez se protege el sueño con gruesas cortinas. El piso de lustrosa madera oscura crea un ambiente confortable y acogedor.

Y para cerrar con broche de oro, ¿qué tal tomar el desayuno en esta terraza? En un pequeño patio de madera, con un comedor de cómodos asientos acojinados y un pergolado que protege sin encerrar. Un discreto jardín alrededor y una nube de rojos corazones sobre la pared… El sitio perfecto para comenzar el día una mañana de verano, en donde al parecer el amor está en el aire.

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